Arco de Galieno, una puerta a escondidas de Roma

Como sucede con muchas de antigüedades históricas de Roma, el Arco de Galieno está oculto entre las calles del centro urbano. El Arco de Galieno fue construido en el año 262 y se encuentra ubicado en un lateral de una calle estrecha y apoyado sobre los muros de una iglesia. Un lugar que, a lo largo de la historia de Roma, ha visto de todo. Desde el paso de emperadores, a asesinos, poetas y todo tipo de maleantes.

El arco es en realidad un arco triunfal. Dedicado, como es obvio, al emperador Galieno. Tengo que decirte que sus años de gobierno no fueron precisamente triunfales. A Galieno, le tocó lo que se conoce como la Crisis del Siglo III.

Sin embargo, ganó algunas batallas importantes y fue un líder militar bastante bueno. Galieno, por ejemplo, reformó con éxito el ejército de Roma. Galieno, sin embargo, fue asesinado vilmente tras quince años de gobierno. Un tiempo en el que tuvo que hacer frente a invasiones extranjeras, secesiones de algunos territorios, sangrientas batallas, conspiraciones y asesinatos.

El arco

El arco tiene una altura de nueve metros, está construido en piedra travertina y en el siglo XV desaparecieron sus arcos laterales, restando sólo el que se ve hoy en el lugar.

El arco está dedicado a Galieno, pero es también el lugar donde se situaba con antelación la llamada Puerta Esquilina reformada en el siglo I, en tiempos del emperador Augusto. La puerta formó parte de la Muralla de Servio y protegió durante mucho tiempo a Roma de las invasiones. Se llamaba Puerta Esquilina porque, a través de ella, se llegaba a la Colina Esquilina, una de las siete colinas de Roma.

Los poetas Livio y Ovidio citan el nombre de la puerta en sus textos y no pocos ejércitos victoriosos pasaron bajo ella en reconocimiento a sus gestas. Por la puerta también pasaban los reos que iban a ser ajusticiados en la horca que estaba situada sobre la colina. El lugar siempre fue un punto clave en las defensas de Roma por el que pugnaron siempre los ejércitos invasores.

De la puerta, sólo queda una inscripción parcial. En los diecisiete siglos de existencia, el acceso ha perdido también la fila superior de bloques de piedra en la que estaban ubicadas las algunas imágenes en relieve. A pesar de ello, aún se puede leer en alguna parte del arco una elocuente dedicatoria.

Ésta: “A Galieno, príncipe clementísimo, cuyo invicto valor sólo es superado por su piedad y a Salonina, la más sagrada y augusta emperatriz. [Dedicado por] el caballero Aurelis Victor, varón egregio totalmente consagrado a la devoción sus majestades y a su existencia divina”. Nada que decir a una dedicatoria tan sublime ¿no te parece?.

Si quieres conocer el Arco de Galieno, lo tienes fácil, está en el mismo centro de Roma, al lado de la Iglesia de San Vito. Y para ponértelo aún más fácil, aquí tienes alojamientos en la Ciudad Eterna, una selección de hoteles en Roma. Que lo disfrutes.

Arco de Galieno.

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