Saint-Germain-des-Prés, ‘rest area’ para los reyes merovingios

Te lo digo, te lo cuento. La iglesia de Saint-Germain-des-Prés es el templo más antiguo de la ciudad de París. Se sabe que fue edificado allá por el siglo VI como parte de una gran abadía benedictina. Hoy, muchos siglos después de aquello. La iglesia está justo en el centro de uno de los barrios más populares de París, el de Saint-Germain-des-Prés.

Si echamos la vista atrás, no podremos más que asombrarnos de las increíbles visicitudes de esta iglesia. Saint Germain, que al correr del tiempo se convertiría en obispo de París, convenció al Childeberto, un rey merovingio de sus días, para construir una abadía con una iglesia.

Finalmente, la iglesia, fundada en el 512, contó desde muy antiguo con reliquias de gran valor, estuvo dedicada a San Vicente y a la Santa Cruz. Fue una de las iglesias más importante de Francia, por aquello de que en ella recibieron sepultura los reyes merovingios. Tanta opulencia llegó a gozar, que su techo se pintó de oro, por lo que el templo llegó a conocerse por ‘Saint-Germain-le-Doré’ (Saint Germain Dorado).

Y aquí viene el relato de las tragedias de esta iglesia. En el siglo IX, fue saqueada no una, sino varias veces por los vikingos y consumida por el fuego. Hacia el año 1000, la iglesia fue reconstruida y dedicada a San Germán en 1163.

Durante la Baja Edad Media, se levantaron varios edificios que convirtieron a la abadía en una de las más grandes e importantes de Francia. Llegada la Revolución Francesa, suprimidas las órdenes religiosas, la abadía pasó a ser un simple almacén. En este uso, una gran explosión de pólvora almacenada, casi destruyó el edificio, dañando seriamente a la iglesia.

Reconstrucciones

Lo que podemos ver hoy del conjunto es el resultado de una serie de obras acometidas en el siglo XIX bajo la dirección del arquitecto Victor Baltard y del pintor Jean-Hippolyte Flandrin, que tenían como objetivo devolver al templo su viejo esplendor.

En el exterior del templo, destaca la mole de su gran campanario, uno de los más viejos de Francia. Dos torres situadas a ambos lados del crucero, no sobrevivieron a la Revolución Francesa.

Si accedemos al interior de la iglesia, podemos ver una extraña mezcla de estilos de lo más variopinto, que son el resultado de los añadidos en diferentes épocas. Éso sí, los pilares son los originales del siglo VI y el coro, del siglo XII. Arriba, los arcos románicos se combinan con una bóveda gótica. Entre ellos, no faltan también elementos de origen barroco.

No hay que dejar de ver, las capillas de la iglesia. Entre ellas, la que sirve de tumba al filósofo francés René Descartes. O la de Juan II, Casimir Vasa, que fuera rey de Polonia en el siglo XVII y que, sorprendentemente, acabó siendo abad de la abadía de Saint-Germain-des-Prés.

Como te decía, la iglesia dio nombre al barrio que se convirtió en el siglo XX en una zona muy animada del sexto distrito de París, cuando intelectuales, filósofos y escritores se reunían en cafés de la zona.

El filósofo Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir a menudo se encontraban en el ‘Café de Flore’ y Ernest Hemingway era un invitado frecuente en el de ‘Les Deux Magots’.

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Saint-Germain-des-Prés

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